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miércoles, 19 de junio de 2013

Yes, we can



Después de casi cuarenta años de democracia en España y diversos gobiernos, que han ido estrenando distintos planes educativos, es Internet el que está fomentando a marchas forzadas el relativo dominio del inglés. Ni “Follow Me” ni el entrañable “Muzzy” consiguieron lo que se está consiguiendo últimamente y es que, en España, se está aprendiendo Inglés gracias al interés de la gente en descubrir las hazañas de sus personajes favoritos en sus series más queridas o gracias al afán por ser el primero en ver una película cuyo estreno se pospone a veces sin motivo. 

Incontables son los fascículos que han sido destinados a instruirnos en la lengua de Shakespeare (todos sabemos ya cómo se pronuncia) Infinidad de libretos, cuadernos de ejercicios y discos o cintas de audio, apilados cada Septiembre, esperándonos en cómodas entregas a la vuelta de vacaciones para nada.
Qué maravilla descubrir que basta con una conexión de velocidad deplorable a precio de velocidad luz y un poco de interés para que un país de tradiciones sencillas y arraigadas costumbres en el analfabetismo aprendan a articular algo más que “espanis is diferent”

Que vamos con treinta años de retraso respecto al resto de Europa es algo que ya nadie cuestiona. Y no hablo de materia bilingüe: este retraso es con respecto a todo… excepto en “picaresca”, que no nos gana nadie. [no aplaudáis ni ondeéis banderitas] Si hay algo en lo que somos líderes es en apropiarnos de lo que no es nuestro: bien como político que se embolsa dinero que no debe o como el currante que se lleva un bolígrafo del trabajo. Hay distintos niveles de choricismo, pero nadie se libra.

El caso es que la llegada del dvd nos brindó la oportunidad de poder ver las películas en versión original y disfrutar de nuestros personajes favoritos con sus voces originales, dejándonos comparar su voz real con la que las productoras, o quien quiera que se encargue de esto, le habían impuesto al doblarla.
A todos nos sorprendió que Clint Eastwood no tuviese la voz del recién desaparecido Constantino Romero hablando inglés norteamericano y que su timbre fuese más agudo que en su doblaje. E incluso diría que me llamó la atención que Arnold Schwarzenegger no tuviese la misma voz que Clint Eastwood, Sean Connery, Donald Sutherland, Roger Moore o James Earl Jones. Fue una decepción pero, una vez uno logra acostumbrarse, lo cierto es que el idioma que tan difícil se presentaba en la escuela, se tornaba más interesante en la gran y pequeña pantalla. No es lo mismo tener que estudiar una gramática de forma tediosa y pesada, a participar de interesantes diálogos o trepidantes tramas. Ese interés es el que nos está moviendo a aprender el idioma que ya el Mundo domina. Aunque lo cierto es que el interés también lo mueve la necesidad que nos viene de la situación actual y de la imperiosa necesidad de salir zumbando de aquí.
Anda que, si hubiésemos aprendido inglés antes, iba a haber una cola de paro en España como la que hay ahora mismo. Es más: anda que íbamos a estar soportando las gilipolleces que hay que oír de boca de nuestros políticos o íbamos a aguantar las condiciones laborales que nos han impuesto si realmente dominásemos algo más que el “Yes, we can” o “My name is Rogelio. My taylor is rich”
Resulta que, aunque suene irónico o retorcido, en EE.UU. están aprendiendo nuestro idioma mucho mejor de lo que nosotros estamos aprendiendo el suyo. Supongo que se han cansado de esperarnos y se han puesto las pilas.

-Siguiendo el hilo- 
Tras acostumbrarnos a poder seleccionar el idioma de la película en el menú del dvd, luego llegó el uso de Internet, las descargas ilegales y los subtítulos en archivos con formato .srt y la posibilidad de ver los estrenos casi a la vez que en el país de origen. En este sentido el papel más importante lo han jugado las series y el hecho de que la industria haya cambiado. El bajón de calidad en las películas ha inclinado la balanza hacia las series de televisión, que han encontrado un filón.
Lo curioso es que las series se pueden ver de forma gratuita en la televisión, por lo que descargar los capítulos no constituye un delito de “piratería” y el Gobierno debe estar rojo de enfado… Entiéndase “rojo” con cierto toque irónico.
No sólo estamos aprendiendo inglés (algo en lo que se han esforzado para que no consigamos), sino que lo estamos haciendo a través de Internet (esa herramienta demoníaca) y además de forma gratuita.

Otra cosa es poder practicarlo viajando a países extranjeros


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