Eurovegas
es el modelo a seguir.
Es una
afirmación. Meditemos.
Nuestros
políticos nos han dicho, por activa y por pasiva, que hay que crear empleo y un
casino de estas características, es la solución.
Y justo
después nos dicen que no todo el mundo puede estudiar una carrera. Que somos un
país de servicios y no tiene sentido que la ciudadanía tenga estudios
superiores si, en definitiva, van a ser camareros, crupieres, vigilantes de
seguridad, empleados de mantenimiento o timadores.
Los que sí que estudiarán serán los directores del casino, los adjuntos, abogados, asesores, departamento de márquetin… pero claro, esos son los hijos de los políticos, que sí habrán podido pagar las tasas para la universidad y posteriormente tendrán asignado el puesto en las empresas que les deben los favores a sus padres.
Los que sí que estudiarán serán los directores del casino, los adjuntos, abogados, asesores, departamento de márquetin… pero claro, esos son los hijos de los políticos, que sí habrán podido pagar las tasas para la universidad y posteriormente tendrán asignado el puesto en las empresas que les deben los favores a sus padres.
Sigamos
meditando.
¿Cuál
es el problema en que, siendo un país de servicios, tengamos una titulación
superior? Las trabas para que un trabajador se sienta perdido no están en la
sobrecualificación. Sin duda es un factor. Un individuo con una licenciatura y
un doctorado, puede que no se sienta a gusto como reponedor en un supermercado.
Pero por lo general, si las condiciones laborales son buenas y el salario da
para vivir una vida repleta de opciones, un trabajador no se va a quejar.
El verdadero problema es cobrar una miseria, tener un horario que no te permite compaginar con la vida y unas condiciones que rozan la opresión.
El verdadero problema es cobrar una miseria, tener un horario que no te permite compaginar con la vida y unas condiciones que rozan la opresión.
Nadie pondrá
en duda que hay que cubrir todos los puestos de trabajo que se requieran para
que un país salga adelante y tenga todos los servicios rindiendo con plenitud.
El verdadero problema reside en la desigualdad social. Nuestra sociedad ha establecido que un reponedor y una dependienta de una tienda de ropa tienen que cobrar el salario mínimo interprofesional, que está por los suelos, todo hay que decirlo. Un camarero y un barrendero cobran el salario mínimo establecido en el convenio y, tal vez, algún plus para compensar. Un técnico de mantenimiento que trabaja a turnos se lleva a casa lo que marca el convenio, mas el plus de nocturnidad, mas fines de semana, mas guardias…
El verdadero problema reside en la desigualdad social. Nuestra sociedad ha establecido que un reponedor y una dependienta de una tienda de ropa tienen que cobrar el salario mínimo interprofesional, que está por los suelos, todo hay que decirlo. Un camarero y un barrendero cobran el salario mínimo establecido en el convenio y, tal vez, algún plus para compensar. Un técnico de mantenimiento que trabaja a turnos se lleva a casa lo que marca el convenio, mas el plus de nocturnidad, mas fines de semana, mas guardias…
Eso sí:
tienes que demostrar que estás cualificado y tener experiencia. Y aún así,
empiezas con la categoría más baja y, a medida que protestes, ya te irán
subiendo algo el salario.
El verdadero problema es que, para ser político, tienes que tener amigos, contactos y familia, no una preparación. No hace falta una vocación de servicio.
Así los tenemos, preocupados por las dietas, los gintonics, los sobresueldos y los gastos de representación.
Ahora,
preguntadles que digan toda esta diatriba en inglés. Se pondrán nerviosos (sólo
un poquito) y buscarán desesperadamente con la mirada al traductor.
El verdadero
problema es que nuestros queridos dirigentes no tienen ningún interés en
mejorar nuestra situación. Lo que les mueve es perpetuar la suya: de
comodidad, de placidez, ese tren de vida pagado con nuestros impuestos, las
mentiras que tapan verdades y las verdades que no se permiten que salgan a la luz.
Ellos,
que han recibido la misma educación que nosotros, son los encargados de gestionar
la educación que perpetuará su situación de comodidades.
Ellos: nosotros, que hemos aprendido idiomas de forma negligente, son los que pretenden solucionar el inexistente problema de la segunda lengua en comunidades con un idioma autóctono. Han creado problemas que no existen para solucionarlos desde la ignorancia que otorga la distancia. Desde el desconocimiento de la idiosincrasia del pueblo quieren solucionar los problemas del pueblo.
Pero sin preguntar.
Es el
despotismo ilustrado del siglo XXI.
Pero,
tranquilos, que la siguiente generación no sabrá lo que es el despotismo
ilustrado. Y así solucionan las cosas ellos.
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