Telefónica para Rato

Diría que lo de Rato y Telefónica me ha pillado por sorpresa, pero nada más lejos de la realidad.
Cuando creíamos que después de la reacción social tras el anuncio de la contratación de Urdangarín, habían escarmentado, nos salen con estas.

Todos somos conscientes de cómo y qué se cuece en el interior de las empresas privatizadas. Lo que hace años comenzó a privatizarse con el PSOE y se formalizó con el advenimiento posterior del PP, ha empezado a dar sus frutos. Los favores se pagan así.
Privatizar una empresa cuya infraestructura ha sido pagada con dinero de todos es un riesgo que tiene que tener una enorme recompensa: ese riesgo no consiste en invertir capital ajeno y arriesgar pérdidas multimillonarias, sino anunciar el desmantelamiento de algo público en beneficio de alguien rico y no morir apaleado por la masa enfurecida.
Eso es lo que realmente tiene una recompensa. Rodrigo Rato hizo su trabajo tan de puta madre que, a la vista está, que sale por la puerta de atrás de un juzgado tras declarar como imputado de mil fechorías y, acto seguido, entra por la puerta de alante de una gran compañía que lleva facturando por encima de sus posibilidades desde hace años.

Lo increíble no es que éstas cosas se hagan... lo acojonante es que ya ni se esconden. Saben que no pasa nada. Saben que después de una semana, doscientos blogs hablando de ello, veitiun telediarios hablando del tema y doscientas treinta y cinco mil cuatrocientas treinta y siete menciones en Twitter y Facebook... el sueldo vitalicio está asegurado por quinta vez consecutiva. Ahí es nada.

Recortan nuestros sueldos y pensiones mientras se llenan los bolsillos estafándonos. Y lo peor de todo es que, mientras nos vacían los bolsillos, nos dicen que es bueno para nosotros porque así se sale de la crisis.
Que a estas alturas nadie haya caído en la cuenta de que esta crisis es consecuencia de las soluciones que se tomaron en la anterior crisis, es para pensarse mucho las cosas. Eso o que me den el premio Novel a mi, porque debo ser un puto genio al verlo sin tener estudios superiores. O con estudios a lo mejor sería uno de esos sinvergüenzas que se lo llevan todo hecho a base de joderle la vida a la gente, mire usted.
Pues, oye, ¿quién sabe?

Yo de momento, así, sin estudios ni nada, veo un futuro muy jodido si no empezamos a cambiar las cosas. Y no digo de esperar a que se produzca un cambio: digo cambiarlas.