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sábado, 6 de octubre de 2012

El gran negocio



Cuanto más lo pienso y le doy vueltas, menos sentido tiene todo este tema de rescatar bancos e inyectar dinero. Como es lógico, debería exponer primero qué es lo que no me parece lógico, porque así, de buenas a primeras, nadie va a darme la razón si no argumento más. De todos modos, hay que reconocer que sin dar más explicaciones habrá con toda seguridad un gran número de personas que seguramente piensan igual sin dar más pistas.

Creía que vivíamos en una sociedad capitalista. El capitalismo, tal y como nos lo han vendido, aunque sea un bulo en toda regla, es que cualquiera puede hacerse rico. Es el “Sueño americano”, pero adaptado a cualquier país. Consiste en esa insultante farsa en la que haces creer a la gente que, trabajando duramente, puedes llegar a amasar dinero. Absolutamente todos los ricos, sin excepción, lo son gracias al sudor que cae de la frente, sí: pero no de la suya, sino de todos los trabajadores que tiene a su cargo.
Pero, para que toda esta mentira tenga fundamento, se necesita una contra que refuerce esa teoría. La posibilidad de que perderlo todo en el intento, La casilla de “bancarrota” del Monopoli. Existe la felicidad porque es la antítesis de la tristeza; el calor y el frío; el cielo y el infierno; el yin y el yan… es ese equilibrio lo que realmente da sentido a la vida: la propia muerte.
Dicho esto, lo normal es que un negocio se pueda ir a pique. Te arriesgas y puedes perder.

Entonces: ¿Por qué no es igual con los bancos?
Ellos dan préstamos, con los que la gente realiza compras, inversiones, etc. El contrato dice que tienes que pagar unos intereses y, con esos intereses y el movimiento de capital, el banco hace negocio. Estupendo. Yo gano y el banco gana.
Pero pedir una hipoteca es ayudar al banco a hacer el negocio más seguro y, por tanto rentable, de la historia. Ellos dan dinero, tú compras una vivienda. Pagas cada mes y, si no pagas, te quitan el piso y sigues pagando…

La conclusión más lógica es que el banco no asume ningún riesgo. No asumir riesgos en un negocio es lo mismo a tener un colchón de seguridad que, sólo se debería dar en caso de que el potentado sea el Estado y, en ese caso, nunca hay ánimo de lucro. Si hay margen de ahorro, que no lucro, éste monto se vería reflejado en el propio beneficio del Estado. Todos contentos. En este sentido se me ocurren ejemplos como la Educación, Transportes públicos, el Ejército o la Sanidad, por ejemplo. El Estado se ocupa porque es el principal beneficiario.

Así que, si el negocio te sale mal, ¿bajo qué lógica se pide el rescate a ese Estado que no tiene ánimo de lucro? ¿Dónde está la lógica en forzarme a pagar los intereses por el préstamo de un piso y, además, pagar los intereses de un préstamo que el Estado te hace?
¿No soy yo el Estado? ¿No lo somos todos?

Pero es que, ahora viene lo mejor.

Ese banco rescatado porque el negocio le salió mal, desahucia a gente que le paga los intereses de su propio rescate y se queda con sus pisos. Que se quede con un piso que el cliente no puede pagar, el lógico. Que además tase el piso por debajo del valor que tenía al dar el préstamo es un delito de hijoputismo en toda regla. Lo que me parece ya rizar el rizo es tener que pagar una deuda adquirida cuando, tócate los cojones, el que te despoja de tu vivienda goza del derecho a explotar ese piso durante el fin de los tiempos.
Ese piso que tú no puedes pagar es un negocio para el banco.

Te da dinero, le devuelves dinero, se queda el piso, se queda tu dinero, le damos dinero para rescatarlo porque se va a pique y, además, durante el resto de su vida, puede poner tu piso en alquiler o venta y seguir explotándolo.

Y dicen que somos violentos … Pero tranquilos, que han creado un “Banco malo” que va a solucionarnos la papeleta y aplacar nuestra furia. 

Dación en pago, YA.

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