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domingo, 11 de marzo de 2012

Qué mal está la cosa.


Sí que debe estar mal la situación actual cuando los trabajadores han perdido completamente la voluntad de mejorar su situación.
Con la excusa de la crisis, se están cometiendo barbaries sociales e irregularidades de todo tipo. Después de años de tener que oír a la oposición decir que ellos tenían el remedio para salir de la crisis, ha sido cuando han pasado a formar parte de la cúpula del Gobierno cuando están demostrando que en realidad lo que querían era escalar y sentarse en el trono. Pero para ellos, tener el cetro en las manos no es sinónimo de actuar con lógica.
Que para recuperarse hace falta dinero, es una perogrullada. Es innecesario recalcarle a la sociedad que hay que ahorrar y sacar dinero de donde no lo hay. Todos lo sabemos. Hay que tener riqueza para generar riqueza. Pero exprimir al que menos tiene, en un país desarrollado como debería ser España, no debería ser nunca una opción.

Apretarse el cinturón podría ser válido cuando ya has levantado todas las piedras y no encuentras otra manera de sufragar el país. Lo que no tiene mucha lógica es despilfarrar a espuertas por un lado y predicar mientras la devoción a la Virgen del Puño, máxime cuando el esfuerzo se le pide a quien menos tiene.
El índice de millonarios se ha multiplicado en los últimos años, mientras las hipotecas de los mileuristas se han disparado.
En una sociedad en la que compaginar la vida laboral con la familiar es una utopía, al menos deberían ser conscientes de que la burguesía era burguesía cuando un sueldo daba para que una familia tuviese una vida cómoda. Con el paso del tiempo, dicha clase social se vio forzada a necesitar de dos sueldos para poder mantener su tren de vida. A día de hoy, da igual el número de salarios que entran en una casa: nunca es suficiente.
Nadie entiende las cuentas de los bancos, ni sus fórmulas mágicas para establecer la mensualidad de la hipoteca. La fórmula del hipotecado es sencilla:
-Partamos de una hipoteca de 180.000 €.

Si 180.000€ son 30.000.000 ₧, establecemos que;
Para una hipoteca a 30 años, el préstamo sería de 30 x 12 mensualidades;
Por tanto, 30.000.000 a 30 años sería 1.000.000 ₧ al año a pagar;
  • 6.000€ al año, sería 500€ al mes.

Ahora, echemos las cuentas de lo que pagamos a lo que tendríamos que pagar (sin intereses). Todo lo que pagamos de más, es un regalo para esos que se han hundido y hemos tenido que rescatar. Intereses aplicados desde la más estricta fórmula bancaria que ni los eruditos entienden. Luego hay que contar con el Euribor o IRPH, suelo hipotecario, oscilaciones del mercado, domiciliaciones varias, retrasos, mantenimiento de cuenta, correo no deseado y la que te cuelan sin querer.

Pero lo espeluznante es que los propios trabajadores han tirado la toalla. Nadie cree en nada. Los sindicatos son unos traidores y, los franceses, esos vecinos envidiosos que aprovechan cualquier oportunidad para insultarnos. Eso sí: ellos la lían parda para defender sus derechos.
Su sentido del humor no pasa porque el gobierno se ría de ellos. Y que nadie se crea que los estudiantes se unen para las huelgas o que los taxistas tienen mucha influencia. Allí lo que hay es empatía: si uno sufre, sufrimos todos.
Aquí, en cambio, lo que hay es el síndrome de “Todos igual de jodidos”. “¿Te recortan el sueldo? No te quejes, que a mi me lo recortaron primero”. Es curioso que prefiramos que todos los ciudadanos tengamos la misma ausencia de derechos a que tengamos los mismos beneficios.

Qué malita está la cosa, cuando se está convocando una huelga general y los que tenemos los sueldos a la altura del betún o los que estamos en paro, preferimos cargar contra los sindicatos antes que librar batallas que podemos ir ganando poco a poco. Nos ahogamos en un cóctel molotov. “Es que son unos sinvergüenzas”…
Es cierto que las últimas negociaciones podrían habérselas ahorrado, porque negociar, lo que se dice negociar, ha sido más bien poco. Pero que en pleno 2012 los sindicatos hayan perdido credibilidad no significa que tengas que quedarte en casa el día que quieren salir de la crisis volviendo a la Edad Media.
Mientras tanto, los sueldos vitalicios de algunos están más seguros que nunca y los derechos de los que más tienen, a resguardo en bancos de paraísos fiscales.
…Pero que no ofendan a nuestros deportistas, que saltamos a la yugular.

Pues sí que están mal las cosas.

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