A día
de hoy, con Internet, el libre intercambio de información y las redes sociales,
ya no hace falta pagar por una cuña publicitaria. Es más, diría que el efecto
virulento es mayor si no se vierte ningún dinero en la campaña en cuestión.
El último
vídeo que se ha encargado de incendiar las redes sociales viene por la obra y
gracia de Loewe, marca elitista donde las haya.
Les ha
bastado con reunir a unos cuantos jóvenes “hijos de” (sin puntos suspensivos y
entre comillas para hacer ver que sus padres son famosos) y rodar un vídeo con
un par de frases superficiales, cuatro poses artificiales y el típico deje
pijo, para lanzar una campaña difusora sin precedentes. Y es que el resultado
ha sentado muy mal a la sociedad en general y a la juventud en concreto porque
dicen no verse en absoluto reflejados.
Muchos son los insultos que se están llevando estos protagonistas. No es que vaya a dar un paso adelante en su defensa, pero creo que está un poco fuera de lugar lanzarles cubos llenos de improperios con la intención de mojar sus conciencias. Que en su mayoría, con asumida probabilidad, estos jovenzuelos no hayan pasado ninguna penuria en su vida y mucho menos dificultades económicas, no significa que sea moralmente cuestionable aprovechar su apellido para llevarse un pellizco y dejarse ver un poco.
Muchos son los insultos que se están llevando estos protagonistas. No es que vaya a dar un paso adelante en su defensa, pero creo que está un poco fuera de lugar lanzarles cubos llenos de improperios con la intención de mojar sus conciencias. Que en su mayoría, con asumida probabilidad, estos jovenzuelos no hayan pasado ninguna penuria en su vida y mucho menos dificultades económicas, no significa que sea moralmente cuestionable aprovechar su apellido para llevarse un pellizco y dejarse ver un poco.
Lo que
me llama la atención es lo bien que le ha salido la jugada a Loewe… Que una
marca tan elitista y reservada para unos pocos afortunados haya conseguido que
se hable tanto de ella sin apenas invertir en publicidad, es un logro digno de
elogio.
Tal vez
ésta fuese su intención desde un principio o tal vez no. En ese sentido, habría
que darle el beneficio de la duda tanto a la empresa anunciadora, como a la
anunciante y sus expertos en marketing.
Lo que
creo que es incuestionable es que la indignación de la ciudadanía no va a
cambiar nada y, si lo hace, no va a ser hacer temblar los cimientos de una
compañía de lujo. Puedo presumir que marcas como esta en cuestión no hacen
expedientes de regulación de empleo… su negocio está a salvo, ya que los ricos
no están en crisis.
Pero,
sin duda alguna, no van a ver ningún tipo de presión que les fuerce a una
situación delicada y es por una razón muy simple:
Los que no compraban en su tienda, bien por
gusto o bien por inaccesibilidad, seguirán sin hacerlo y, los que sí lo hacían, se
sentirán más impulsados a hacerlo que nunca porque su exclusividad se ha visto triunfalmente
dilatada.
Como campaña publicitaria es un éxito rotundo, no es una casualidad, fuera de el indignante acontecimiento de gilipollas reunidos en un mismo fotograma, me atrevería a decir que incluso el momento de lanzar el anuncio ha sido meramente estudiado.
ResponderEliminarMe refiero al ambiente "caldeadito" que se respira con lo de la reforma, la guerra abierta entre la casta política, banqueros hijos de puta, "millonetis" y los que nos comemos siempre la mierda...
Quizás no y solo este desvariando...
Tu blog un gran trabajo Alberto, me pasaré muy a menudo, recuerdos.
Perdón por responder con tanto retraso, pero no he prestado la debida atención a los comentarios.
EliminarGracias por estar ahí, Nil.
Supongo que la perspectiva con respecto a cuando escribí esta entrada, ha variado.
Lo que no sabría decir es si la evolución ha sido hacia un lado u otro... Aunque nuestra situación no ha mejorado mucho.
Todo igual, pero algo peor.