Sígueme

Síguenos en Twitter Siguenos en Facebook Siguenos en Google+ Siguenos en Linkedin Siguenos en Blogger Siguenos en Blogger Siguenos en Blogger

lunes, 8 de abril de 2013

No me fío



No confío y no me fío.

No puedo expresarlo de otra manera. Tal vez suena desesperanzador o incluso puede que quien lea esto piense que he arrojado la toalla como ciudadano.
El caso es que no tengo ninguna esperanza depositada en que todo esto se solucione. Se suele decir que la esperanza es lo último que se pierde. Es una frase muy bonita y recurrente, pero se suele esgrimir con demasiada frecuencia. Hasta tal punto que ha perdido incluso el sentido. ¿Qué se pretende decir con esa frase? Es evidente que, cuando lo has intentado todo, por activa y por pasiva, y aún así todo sigue igual o no has conseguido tu objetivo, puedes aferrarte a esa idea.

Pero no es el caso.

No lo hemos hecho todo. De hecho, no hemos hecho absolutamente nada. Simplemente estamos a la expectativa. Esperando a ver cuál es el siguiente paso que dan desde el Gobierno o desde las Instituciones, para protestar enérgicamente, eso sí, contra los que nos están hundiendo más y más.
Y no quiero hacer referencia a los distintos casos que se van sucediendo día tras día. No voy a hablar de la nueva de Urdangarín y Qatar; de Bárcenas; del rey y su “amiga entrañable”; de la mujer de Jesús Posada; de la PAH; del escrache; de Cristina Cifuentes o González Pons… Qué va. Paso. Los hechos están ahí y hablan por sí mismos. Yo no tengo la capacidad de remover conciencias. Sólo utilizo este blog para expresarme “en voz alta”. Tal vez caiga en saco roto, pero lo cierto es que me da igual. Si alguien lee estas palabras y, de algún modo, está de acuerdo o le hace meditar, pues bienvenido sea. Pero no tengo la capacidad de cambiar absolutamente nada. O tal vez sí.

Entonces, ¿por qué estoy o soy tan negativo?

Podría enfocarlo de diferentes formas, hablando de la política, la transición, la Democracia, la Constitución… pero al final, la conclusión: la moraleja, es aplastante. Demoledora. Incuestionable.

No hay solución a todo esto porque nuestros políticos no son mejores que yo.


No tienen mejor educación que yo. No tienen más conocimientos que yo. No tienen más principios que yo. No tienen más determinación que yo. No tienen más transparencia que yo. No tienen más ganas que yo. No saben más inglés que yo. No saben más de la vida que yo. No tienen más predisposición que yo. No tienen más sabiduría que yo. No tienen más esperanza que yo. No tienen más valores que yo. No tienen más empuje que yo. No tienen más carisma que yo. No tienen mejor oratoria que yo. No tienen mejor dicción que yo. No tienen más responsabilidad que yo. No respetan más a sus ciudadanos que yo…


No son mejores que yo.



Y, si no son mejores que yo, ¿cómo van a conseguir algo mejor que yo? ¿Algo mejor que tú? ¿Algo mejor que nosotros, para nosotros y por nosotros?

No confío. No me fío.

No hay comentarios:

Publicar un comentario