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domingo, 27 de octubre de 2013

Cambio de hora

Dos veces al año, toca hacer lista de los relojes que nos acompañan en nuestro día a día y cambiarles la hora. Una hora hacia adelante o hacia atrás, dependiendo de la época del año.
Hoy ha tocado hacer que a las 3:00 am sean las 2:00 am.
Ganar una hora de sueño, que se suele decir. 

Y ahora, una o dos semanas con la cabeza en Lugo y el cuerpo en Aljete. Todos los años, lo mismo. Dos veces.
Los niños, acelerados y agotados. Los padres, desesperados. 

¿Y cuál e el sentido? ¿El ahorro energético? Creía que el objetivo era que las eléctricas ganaran dinero como sea. 
Es decir que, este ahorro, ¿es lo que hace que nos suban las facturas tres veces al año?
Ahora lo entiendo:
Primero nos aturden con diferentes horarios y después nos suben la factura de la luz. Con nocturnidad y alevosía.
O a lo mejor el ahorro se produce de otra manera que nuestros bolsillos no notan. O sí que lo notamos pero no somos conscientes...

Por mi parte, bien podrían estarse quietecitos y dejarlo correr. Lo comido por lo servido: una hora en verano y otra en invierno.
Porque, calculemos: si hemos retrasado el reloj, lo que hemos conseguido es que anochezca más tarde. Por lo que amanece más tarde. Luego, la bombilla que no enciendes por la noche, la enciendes por la mañana. 

Creo que lo que habría que estudiar con respecto a los horarios en España debería estar más encaminado a la hora de sentarnos a la mesa para comer y cenar.
Somos el único país de Europa con unos horarios tan ilógicos. Tal vez todos los países mediterráneos tienen este desfase, pero no es excusa: tendríamos que hacer la comida y la cena mucho antes. No está bien hacer digestiones tan tardías o irse a la cama con el estómago lleno. 
Comer a las 11:00 o 12:00 y cenar a las 19:00. Y si te da la gusa a las 22:00, unos cereales o una pieza de fruta. Y la cena la puedes quemar dando un paseo o simplemente haciendo cualquier cosa.

Es solo mi punto de vista. Cuando he practicado ese horario al viajar, el cuerpo ha funcionado mucho mejor y, de hecho, adapté mi rutina a esos horarios en la medida de lo posible.
Procuro comer a las 13:00 y cenar entre las 19:30 y las 20:00. 

Excepto si volvemos a vivir pluriempleados...


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