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miércoles, 5 de junio de 2013

La vorágine turca


Poco alentadoras  son las noticias que llegan desde Turquía. En realidad, más que poco alentadoras, son preocupantes.
He de reconocer que, siempre que ocurren sucesos de este tipo, y con "este tipo" quiero decir noticias que copan los informativos durante días, al final uno se empapa de lo que sucede, pero no del motivo. Las escenas de violencia callejera son las imágenes que eligen para informarnos, pero no son capaces de detallar el número de víctimas mortales o heridos con exactitud.

Por twitter he tenido constancia, según informaciones de un contacto que tengo de Turquía, que las víctimas mortales son un número considerable, pero que no hay información porque (hablo de Turquía) los medios se sienten coaccionados por su primer ministro ante posibles represalias.
Ahora viene lo que no entiendo muy bien: Todo esto ¿viene por la construcción de un centro comercial o simplemente es la gota que ha colmado el vaso de una situación social ya de por sí tensa?
He oído voces que hablan de una imposición religiosa y cierta radicalización de las posturas más conservadoras.

Y yo, que soy retorcido a más no poder, me pregunto si la falta de información en ese sentido no vendrá motivada por el miedo a que aquí también haya una explosión social por el mismo motivo. Bueno: no sólo por ese motivo, sino también como colofón a tantas medidas... digamos, mal interpretadas por parte de la ciudadanía.

Que yo soy de los que piensa que nuestro gobierno se está extralimitando en eso de imponernos la religión. Como los talibanes y Erdogan en Turquía, pero en plan "bien", porque su Dios es verdadero y no como el otro, que es de mentira.

¿Religión? Sí, ¿cómo no?... pero cada uno que se pague la suya.
Y en la intimidad.


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